15/3/09

5 de: La Atlántida

Me lo contó el amigo de un amigo... ¿Cuán confiables pueden ser esas historias que pasan de boca en boca y que hacen inalcanzables las fuentes originales, y que en el medio pueden sufrir tantas modificaciones como en el juego del teléfono roto?

Platón armó un revuelo enorme con la historia de la Atlántida, al volcar en sus escritos lo que le contó Critias, un discípulo de Sócrates, en base a las crónicas que de niño escuchó de su abuelo que a su vez escuchó de Solón, un legislador ateniense, que por su lado había escuchado de antiguos sacerdotes egipcios.

Litros de tinta se usaron clamando por su veracidad, toneladas de saliva se gastaron en su nombre, incluso hoy en día dicen encontrarla en los mapas de Google. Que cada uno crea lo que quiera, lo rescatable de esta historia es que aún hoy resulta una invitación a soñar con un mundo un poco más amable, movilizante, sorprendente. Tanto sea desde la literatura, la historieta, o el cine, por supuesto. Como lo demuestran estas cinco piezas que hoy ocupan nuestro menú.


La Atlántida (L´Atlantide, 1932): Dos miembros del ejército francés se pierden en las tormentas del desierto del Sahara, y acaban en una ciudad perdida que no sería otra que la Atlántida. Extraño cambio de emplazamiento para la mítica ciudad, que es gobernada por una ex bailarina parisina a la que le encanta enamorar hombres y destruirlos emocionalmente. Así como leen. La película, basada en el libro homónimo del escritor Pierre Benoît, ya tenía una versión anterior filmada en 1921, y contaría con otro remake titulado Siren of Atlantis en 1948. La protagonista, Brigitte Helm, no es otra que María y el robot del clásico alemán Metrópolis. Tecnología de punta: ninguna. Parece que en el desierto es difícil desarrollar tecnología. Aún con tanto sílice alrededor.


La conquista de la Atlántida (Ercole alla conquista di Atlantide, 1961): Hércules, junto a su hijo, al rey de Tebas y a un simpático enanito, partirán hacia los confines del océano en busca del continente perdido. Allí se esforzarán por detener los planes de conquista de la reina Antinea, quien busca acabar con las razas impuras del mundo e instituir nuevamente la religión del dios Urano. Este peplum coproducido entre Italia y Francia resulta un entretenimiento liviano y simpático, aprovechando oportunamente el éxito de las películas de Simbad de Harrihausen y las sagas romanas tan comunes en esa época. Tecnología de punta: gases neurotóxicos, ejército de clones con superfuerza.


El continente perdido (Atlantis, the lost continent, 1960): Una de mis favoritas, quizás por haberla visto de muy chico repetidas veces por la televisión. Ambientada en la Grecia antigua, relata el fortuito encuentro de un joven pescador llamado Demetrio y su padre con una muchacha a la deriva, y que dice ser princesa de la Atlántida. Cuando la ayudan a regresar a su tierra natal, descubren un nuevo mundo donde el placer y la crueldad conviven cara a cara. Y es que para sostener el lujo de las clases altas, se emplean esclavos que progresivamente son transformados en criaturas semihumanas. Producción del gran George Pal, el Spielberg de mitad de siglo XX. Tecnología de punta: submarinos, experimentos genéticos, rayos láser.


Atlantis, el imperio perdido (Atlantis, the lost empire, 2001): De lo mejorcito de Disney, a pesar de las sospechosas y abundantes similitudes con Stargate la película, y el animé Fushigi no umi no Nadia. Milo Tratch es un empleado de museo que hereda de su abuelo la pista para encontrar el continente perdido. Tras infructuosos intentos por conseguir fondos para la expedición, un amigo de su abuelo le ofrece tanto el instrumental como al grupo de expertos necesarios para afrontar el viaje y descubrir una civilización asombrosa pero en problemas.
Tecnología de punta: motocicletas voladoras con forma de peces, robots gigantes, rayos destructores.


Los conquistadores de Atlantis (Warlords of Atlantis, 1978): Una película de la tetralogía de mundos perdidos dirigida por Kevin Connor. Unos científicos que investigan el triángulo de las Bermudas son atacados por un pulpo gigante y obligados a permanecer en la Atlántida, ahora convertida en ciudad submarina. Los atlantes son marcianos que capturan a los tripulantes de las embarcaciones que navegan por el lugar (de allí las famosas desapariciones) para reconstruir sus muros tras los ataques de monstruosas criaturas. Cine clase B con todas las letras: historia absurda, abundante acción, y monstruos que invitan a la risa. ¿Cómo no verla? Tecnología de punta: intervenciones quirúrgicas de avanzada, proyectores holográficos, máquinas que lavan cerebros.

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