28/9/08

¿Quien puede matar a un niño? (1976)

“Chicho” Ibañez Serrador es sinónimo en España de Terror y de gran espectáculo televisivo. Fue el responsable durante cuatro décadas de uno de los mejores programas de juegos de la TV: El “Un, dos,tres...”; además de la exitosa “Historias para no dormir”, serie que adaptaba cuentos de terror de autores famosos y alguno de su propia cosecha. Nacido en Uruguay, su gusto por el terror no sorprende tanto al saber que su padre fue un “monstruo” del género en varios sentidos: Narciso Ibáñez Menta. Más adelante le dedicaré una entrada para que sepan de quien hablo.


Chicho vivió un tiempo en Argentina, y a lo largo de su carrera hizo de todo en todos los medios: fue autor, actor y director en radio, tv y cine. Aunque en este último sólo llegó a dirigir dos películas, La Residencia, que resultó un inmediato éxito de taquilla, y la que nos ocupa en esta ocasión, ¿Quién puede matar a un niño?, rodada en inglés.

El subgénero de niñitos malvados no era nuevo allá por 1976, y en este film notamos claras influencias de un clásico de la ciencia ficción de fines de los cincuenta: El Pueblo de los Malditos (Village of the Damned, 1960), aunque aquí no haya extraterrestres de por medio y la malicia de estas criaturitas sea mas sanguinaria.

Los primeros seis minutos intentan dar justificación a lo que está por venir, y lo hace de una manera chocante y directa. Una sucesión de imágenes documentales nos muestran a niños en situaciones extremas debido al accionar irresponsable de los adultos: mutilados en guerras, víctimas de espantosos experimentos nazis, esqueletos vivientes al borde de la inanición, o simplemente muertos. Un intento de sacar partido de las famosas, por esa época, películas “Mondo”, pero demasiado para una simple historia de terror.

Acá no corre eso de "Tan fácil como sacarle un dulce a un niño"...

Agradeciendo el comienzo propiamente dicho, seguiremos a una joven pareja que decide vacacionar en una alejada isla del Mediterráneo. La cosa no pinta bien cuando descubren que el pueblo está abandonado, o casi, porque cada tanto observan la presencia de niños y niñas jugando despreocupadamente. Preadolescentes que muestran su lado diabólico cuando son descubiertos masacrando a un anciano, o jugando a la piñata con un cadáver.

El porqué de esta actitud repentina es apenas revelada con sugerencias explícitas como las del principio, y otras muy veladas. Pero poco importa bajo la hábil dirección de Serrador, que consigue climas y situaciones tensas y muy siniestras, atreviéndose incluso a cruzar la línea de lo políticamente correcto en una historia con niños. Llega a dotar a estos mocosos malcriados de un halo que inquieta, con sus sonrisitas inocentes y sus manos manchadas de sangre. Y no hablemos de lo que pasa con la chica protagonista cerca del final, motivo suficiente para dejarle ver a tu hijo su programa favorito sin quejarte.

Considerada clásica entre los fanáticos del terror, es una cinta que bordea el golpe bajo en repetidas oportunidades pero que resulta también uno de los mejores exponentes de niños malvados en el celuloide. Y lo que es importante además, el paso del tiempo no la perjudicó demasiado.




¡ASÍ SÍ!: Destacable dirección. Estos chicos no tienen nada de adorables.

¡ASÍ NO!: El prólogo, innecesariamente cruel. El final, predecible. La tasa de natalidad de la isla resulta sospechosa: ¿de donde salieron tantos chicos?



Ficha IMDB

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